jueves, 5 de noviembre de 2015

¿Somos todos enfermos mentales? La Verdad sobre la Psiquiatría y El Negocio de los Fármacos.

En su libro "Un mundo feliz", Aldos Huxley decía que la investigación de las enfermedades a avanzado tanto que cada vez es mas dificl encontrar a alguien que esté completamente sano.
Esto es lo que presentaba en esa novela, anticipatoria, en esa distopía. Tanto es así que el hecho de que todos estemos o empecemos a estar completamente locos, está condicionando este mundo, en infeliz.



Descargar Un Mundo Feliz de Aldos Huxley


Su nombre es  Mendi Lewis estaba dejando la adolescencia, cabello largo rizado, porte atractivo, ojos desafiantes, pero pese a todo en su fuero interno era muy crítica consigo misma. Tímida, inquieta...



Unas relaciones familiares complicadas, algún que otro fracaso personal...  La joven comenzó a faltar a clase, se dejaba caer por los parques en los que pasaba todo el dia acompañada por otros jóvenes igual de desorientados, igual de aficionados a la hierba que ella. Empezó a adelgazar, a perder su aspecto, se estaba convirtiendo en lo que sentía porque ella se sentía fea, estúpida, cobarde, insignificante, una estafa de persona...

Y acudió al psiquiatra. Su madre la obligó. El médico era además un prestigioso doctor. Un médico de primera que sabía como la esquizofrenia se estaba adueñando de la sociedad. La trató como pudo. Primero la medicó y después la ingresó. El tratamiento para la psicosis era todo menos un tratamiento. Los fármacos la hundieron todavía mas. Se sentía deprimida. Cada vez mas terriblemente mal. Tal vez los médicos tenían razón y es que tal vez su mal, era irreparable.

Pero un buen día en el hospital psiquiátrico conoció a una profesora y empatizaron. La maestra descubrió su don oculto, escribir. Dejó el hospital, se negó a seguir allí en contra de todas las recomendaciones. Dejó la medicación y pudo desarrollar su vocación, comenzó a tener éxito. Hoy Mendi Lewis es una escritora importante, profesora y novelista.

El médico que la trató se convirtió en director del DSM-4 que es algo así como la biblia de la salud mental. Es el catálogo donde se exponen todas las enfermedades, su manifestaciones, la forma en la que se presentan, también el tratamiento que requieren. Ella recuerda (calificada erróneamente de esquizofrénica) fue hospitalizada durante 2 terribles años. El joven médico que la trató por aquellas fechas la sometió a un tratamiento que fue perjudicial. No se dió cuenta de su error hasta que fue dada de alta. Libre del sistema se recuperó y maduró hasta convertirse en una mujer maravillosa y brillante. Me avergüenza decir (decía el médico) que yo era quien la trató y contribuyó a que su vida fuera mas dificil.



Descargar Manual DSM-4

Quien dice esto se llama Allen Frances, está arrepentido de lo que hizo, denuncia al sistema, a cómo se están haciendo las cosas en psiquiatría tras la publicación de los últimos manuales. Denuncia que la enfermedad, ahora es la normalidad. Que la normalidad la han convertido en tal, en enfermedad. Allan Frances es uno de los psiquiatras mas importantes del mundo y no le duele el decir que todo empieza a ser un gran fraude, que hay un exceso de diagnósticos.






En el anterior vídeo lo hemos oído según se expresaba en la Asociación Madrileña de Salud Mental. Acaba de plantear el mayor ataque que jamás ha recibido la psiquiatría moderna. Desde hace varios años que se habían dado a conocer informaciones similares pero nunca habían procedido de nadie que había contribuido a construir el sistema. Allen Frances había dirigido el DSM-4 y apartado, retirado de la práctica activa le invitaron a asistir a una de las reuniones preparatorias del DSM-5, la actualización de esa biblia que según sus palabras fue utilizada por determinadas partes del sistema para diagnosticar con toda tranquilidad algunas conductas y tipificarlas como enfermedades y por supuesto, tratarlas con fármacos.

Entrevista extraída de XL Semanal:

XLSemanal. En una fiesta, usted se percató de que algo iba mal con el nuevo manual...

Allen Frances. Sí, era una fiesta de psiquiatras que trabajaban en su redacción. Estaban eufóricos... Después de una hora de charla con mis colegas, me di cuenta de que me podían diagnosticar cinco enfermedades mentales según los nuevos criterios. Y le aseguro que soy una persona de lo más normal.

XL. ¿Qué enfermedades?

A.F. Me encantan las gambas y las costillas. Y cada vez que pasaba un camarero con la bandeja cogía... Es un claro síndrome del comedor compulsivo. Además, se me olvidan los nombres y las caras, lo que puede considerarse como un trastorno neurocognitivo menor. Mis preocupaciones serían fruto de un trastorno mixto ansioso-depresivo. Soy bastante hiperactivo y despistado, síntomas de trastorno de déficit de atención adulto. Y la pena que siento por la muerte de mi esposa se puede diagnosticar como un trastorno depresivo... ¡Ah!, y todo eso sin contar las rabietas de mis nietos, que padecerían un trastorno desintegrativo infantil.

XL. Usted lideró la elaboración del manual anterior y ya fue muy crítico...

A.F. Sí. Y eso que fuimos muy cautelosos a la hora de introducir cambios. De hecho, solo aceptamos dos de los 94 nuevos trastornos propuestos. Pero no sirvió de nada. La industria farmacéutica buscó los resquicios para meternos varios goles. Y a pesar de nuestras mejores intenciones, hemos asistido a varias epidemias psiquiátricas en los últimos años.

XL. ¿Cuáles?

A.F. Trastorno por déficit de atención, autismo y desorden bipolar. Se ha diagnosticado a millones de personas, que ahora dependen de antidepresivos, antipsicóticos, ansiolíticos, somníferos y analgésicos. Nos estamos convirtiendo en una sociedad adicta a las pastillas. El 11 por ciento de los adultos y el 21 por ciento de las mujeres de los Estados Unidos tomaron antidepresivos en 2010; el 4 por ciento de nuestros niños toman estimulantes; el 25 por ciento de los ancianos en asilos han tomado antipsicóticos. Hay más visitas a urgencias y más muertes a causa de los medicamentos que por culpa de las drogas ilegales compradas en la calle. Las compañías farmacéuticas pueden ser tan peligrosas como los cárteles de la droga.

XL. ¿Los laboratorios presionan a los que redactan el DSM?

A.F. No directamente. Pero siempre están a la expectativa, buscando entre líneas las oportunidades de negocio. Aprovechan cualquier ambigüedad, cualquier trastorno no suficientemente definido... Y luego tienen un marketing muy potente que dirigen a los pacientes, con anuncios en televisión, revistas, Internet; y también a los médicos de atención primaria. El 80 por ciento de las pastillas las recetan médicos de cabecera después de una consulta de siete minutos.

XL. ¿Y qué cree usted que va a pasar?

A.F. El nuevo manual ha introducido muchos trastornos que en realidad son las reacciones normales de la gente normal a las vicisitudes de la vida. El resultado es que habrá nuevas epidemias psiquiátricas. Y eso se traducirá en un consumo excesivo de fármacos que pueden ser muy dañinos, además de caros. La triste paradoja es que se está medicando a mucha gente que no los necesita. Y no se trata a los que de verdad los necesitan. En los Estados Unidos tenemos a un millón de enfermos mentales en las cárceles.

XL. Pero los DSM tienen un prestigio enorme...

A.F. Hasta los años ochenta eran unos libritos que no leía casi nadie. Pero llegó el DSM-III, un libro muy gordo que se convirtió en un superventas y a partir de entonces estos manuales se consideran la biblia de la psiquiatría.

XL. ¿Por qué?

A.F. Porque tienen un gran impacto en la vida de las personas: señalan a quién se considera sano y a quién enfermo, qué tratamiento se aplica, quién lo paga, quién recibe prestaciones por invalidez, a quién se contrata, quién puede adoptar un niño o quién puede contratar un seguro; si un asesino es un criminal o un enfermo mental, qué indemnizaciones corresponden en un juicio...

XL. ¿Cuáles serían los principales errores del nuevo manual?

A.F. El peor es convertir el duelo normal por un ser querido en una depresión grave. Si pasas más de dos semanas melancólico y sin apetito, ya se puede diagnosticar y recetar medicación. Me parece una ofensa a la dignidad. Todos los seres humanos, incluso muchos mamíferos, experimentan el sentimiento de pérdida.

XL. ¿Alguno más?

A.F. Las lagunas de memoria propias de la edad se convierten en un desorden neurocognitivo. Y, por tanto, una tentación para el abuso comercial.

XL. Pero algo ayudarán las pastillas...

A.F. No hay tratamiento preventivo para las demenciales seniles. No es algo que se solucione con pastillas. Pero creemos que son la panacea y nos acostumbran a ellas desde niños. Para tratar los berrinches infantiles, por ejemplo. ¿Nuestros hijos están más perturbados que los de generaciones anteriores o son víctimas de los intereses comerciales de los laboratorios?

XL. No lo sé. Dígame usted...

A.F. Los niños son muy difíciles de diagnosticar. Influyen factores como la madurez o el desarrollo. Los más jóvenes de clase son los más propensos. Un niño puede parecer muy alterado esta semana y mucho más tranquilo a la siguiente. Deberíamos ser muy cautelosos en el diagnóstico. Y los padres deberían buscar segundas opiniones. Los psiquiatras infantiles a menudo son muy osados y los niños acaban pagando el pato. Según un estudio, el 83 por ciento de los menores de 21 años cumplían los requisitos para que les fuera diagnosticado un trastorno mental. Con el nuevo manual, esta cifra se puede aproximar al cien por cien.

XL. ¿No exagera?

A.F. La historia de la psiquiatría es una historia de modas en los diagnósticos. Las modas vienen y van. De repente, todo el mundo parece tener el mismo problema. Luego, la epidemia pasa y ese diagnóstico desaparece de la circulación. En el pasado se diagnosticaron miles de casos de vampirismo, de posesión diabólica, de neurastenia... Las modas dependen de la combinación de una idea que parece plausible y de nuestro instinto gregario de imitación.

XL. ¿Le preocupa que algunos aprovechen su mensaje para arremeter contra la psiquiatría?

A.F. Yo creo en la psiquiatría. He tratado a miles de pacientes que se han beneficiado. Lo que me preocupa es que la psiquiatría exceda su ámbito de competencia. Un buen diagnóstico y un tratamiento cuidadoso salvan vidas y las mejoran. Pero un exceso también hace mucho daño. Y, a la larga, la gente puede perder la fe en la psiquiatría y no buscar tratamiento, lo cual puede ser fatal.

XL. ¿Y qué se puede hacer?

A.F. Creo que es muy importante defender la normalidad y también la psiquiatría. Tenemos que controlar mejor el sistema de diagnóstico. Y controlar a los laboratorios. Hace falta más psicoterapia para problemas menores y sobra medicación. Necesitamos mecanismos para vigilar los nuevos diagnósticos de manera tan escrupulosa como se hace con los nuevos fármacos. Y debemos gastar mucho más dinero para tratar a las personas realmente enfermas. En los Estados Unidos se han perdido un millón de camas psiquiátricas en el último medio siglo. Estos pacientes han sido abandonados por el sistema.

XL. ¿Dónde trazamos la línea de lo que es normal?

A.F. La mayoría de nosotros somos bastante normales. Lo que pasa es que somos diferentes. La naturaleza es sabia. Ha tirado los dados billones de veces y sabe que la diversidad es la mejor apuesta para sobrevivir a largo plazo. Los humanos no somos tan sabios. Tenemos una tendencia bastante idiota a jugarnos el futuro a una sola carta.

XL. Explíquese...

A.F. Piense en la agricultura y la ganadería modernas. Nuestra fuente de alimentos depende ahora de un enorme monocultivo global de plantas y animales genéticamente homogéneos. No hemos aprendido nada de la hambruna irlandesa de la patata. Una plaga agresiva y pasaremos hambre.

XL. ¿Y qué tiene que ver eso con la industria farmacéutica?

A.F. Mucho. Los laboratorios están decididos a formar un solo monocultivo humano, un hombre estándar. Cualquier diferencia humana se convierte en un desequilibrio químico que hay que tratar con una pastilla. Transformar las diferencias en enfermedades es una de las mayores genialidades comerciales de nuestro tiempo, a la altura de Facebook o Apple. Pero es muy peligroso y muy dañino. La diversidad humana tiene alguna utilidad. Nuestros antepasados triunfaron porque en la tribu coexistían varios talentos. Había líderes narcisistas, seguidores felices de depender del líder, paranoicos que detectaban los peligros, personas obsesivas que hacían bien su trabajo, exhibicionistas que conseguían pareja...

XL. ¿Entonces estamos todos un poquito 'pirados'?

A.F. Darwin decía que si éramos capaces de sentir tristeza, ansiedad, pánico, disgusto o rabia, ello se debía a que todas esas emociones nos ayudan a sobrevivir. Necesitamos llorar la pérdida de seres queridos o nunca los habremos amado de verdad. Necesitamos preocuparnos de las consecuencias de nuestros actos o nos buscaremos problemas. En fin, lo que hacemos siempre lo hacemos por alguna razón...

XL. ¿Se ve usted como una especie de oráculo al que pocos hacen caso?

A.F. Sé que formo parte de una minoría. Pero considero que no es una batalla perdida. Hace unos años, la industria tabaquera era igual de poderosa que la farmacéutica. Además, nuestra causa es justa.

XL. ¿Qué le diría a sus colegas?

A.F. Que se acuerden del juramento que hicieron. El legado de Hipócrates es hoy tan válido como hace 2500 años: sé modesto, conoce tus limitaciones y no hagas daño.



En aquella reunión sus peores temores se confirmaron, quedó petrificado. En esa cita había junto a los médicos una legión de comerciales y delegados de la industria farmacéutica. Todos sus temores se cumplieron. El manual de referencia para los psiquiatras, convertía en enfermedades comportamientos que eran totalmente normales, enfermedades que no eran tales...



Como consecuencia de todo ello en los últimos años se ha producido lo que Allen Frances determina y llama infracción diagnóstica. Se están considerando enfermas muchas personas que en realidad no sufren mal alguno y lo peor, se está provocando que exista una inmensa cantidad de gente que toma fármacos cuyas consecuencias pueden ser fatales. Personas sanas que toman antidepresivos, ansiolíticos, hipnóticos...  En España se ha doblado esa cantidad en los últimos 10 años y 1 de cada 5 adultos en Estados Unidos los usa. El 6% de las personas, ya es adicta a este tipo de fármacos.

Y mueren mas por culpa de su adicción a drogas legales que por culpa de su adicción a drogas ilegales.  La tendencia se ha confirmado, estamos todos locos según los últimos informes. Todos entramos de un modo u otro en las patologías que aparecen en los manuales. El secreto es que todos somos clientes y que todos podemos, pasar por caja.



¿Somos todos enfermos mentales? Este es el título del libro y la pregunta que se formula Allen Frances. Lo publicó en la editorial Ariel. Este libro también entona el Mea Culpa que le toca. Asegura que el DSM-4 dejó las puertas abiertas para incrementar los diagnósticos debido a que las definiciones que se presentaron eran vagas. Las modificaciones fomentaron falsas epidemias de autismo, déficit de atención (TDA/H), trastorno bipolar una larga serie de diagnósticos inventados por la industria farmacéutica. Según asegura Allen Frances le gustaría haber hecho mas por salvar a personas normales y reducir la facilidad con la que presas farmacéuticas fueron capaces de vender fármacos, pero resultó imposible.


Descargar ¿Somos Todos Enfermos Mentales? de Allen Frances

Cuando revisó los datos descubrió que el 56% de los miembros del comité donde trabajó, tenían alguna vinculación con empresas de fármacos. Y niega la mayor, la afirmación que hacen estas empresas para justificar los costes. Las patentes suelen ser variantes que ya existen y que presentan cambios innecesarios médicamente hablando. Y afirma que en contra de lo que se cree y en contra de lo que tanto afirman estas empresas el mayor gasto no está en la investigación sino en la promoción de los males y establecer relaciones con el sistema de salud a través de médicos, asociaciones de pacientes, organismos profesionales...  Se gasta el doble en este concepto que en la investigación científica.

Todo esto ha provocado según el médico, que vivamos en una situación de amenaza para las personas normales como consecuencia del excesivo tratamiento con medicación psiquiátrica. Es la consecuencia de la burbuja diagnóstica.



La mente, la moda y la corrientes generales lo han hecho todo. Gran parte de los enfermos no lo eran hasta que le diagnosticaron algo que no tenía. Eran solo personas preocupadas y se aprovecharon de ellos. El sistema lo hacía, incluso se ha vendido como un estilo de vida, el estar enfermo de alguna dolencia. También echa la culpa a los médicos especialmente a los de familia que recetan fármacos sin un estudio previo del paciente. Que los recetan muy a la ligera. También ellos han sido víctimas de una programación a la que han sido sometidas hasta el punto de que los médicos se han convertido en agentes voluntarios o involuntarios del sistema. Los médicos de atención primaria recetan el 90% de los ansiolíticos, el 80% de los antidepresivos, el 65% de los estimulantes y el 50% de los psicóticos. En total cada año, unos 3000 millones de recetas, la mayor parte de ellas, innecesarias.




Y lo peor es que la mayor parte de las víctimas son niños. Mas del 10% están tomando fármacos. Se han llenado los patios del colegio de medicamentos. Son los que mas han sufrido esta moda  diagnóstica. Enfermedades como el déficit de atención se han desbocado. Según Allen Frances, problemas de inmadurez, de relaciones paternofiliales, escolares, se han medicalizado. Tras la publicación del DSM-4, el mercado se llenó de medicamentos caros para tratar la hiperactividad y los agentes comerciales llegaron a las consultas de los pediatras vendiendo pastillas mágicas que evitarían problemas que son típicos de la infancia. El problema se agravó después con la aparición del DSM-5.

Además los mas jóvenes han sufrido otros excesos como es la sobre medicación basada en diagnósticos excesivos de casos de autismo que se han puesto de moda especialmente el Asperger. Niega incluso su existencia como enfermedad independiente o el trastorno bipolar cuyo diagnóstico se ha multiplicado por 40 en la última década a partir de la existencia de cambio de comportamiento en los niños. Este incremento no puede deberse a ningún motivo racional. Lo mas grave (denuncia este médico) es que los fármacos que se usan para tratar este mal, provocan graves problemas.



Los adultos también son víctimas de esta situación. Se han tratado con fármacos la depresión, que en la mayor parte de las ocasiones son comportamientos de pena y duelo que son normales. La tristeza no debería ser un sinónimo de enfermedad. Las enfermedades del ánimo no se pueden curar por decreto y menos con fármacos. Según asegura Allen Frances  la epidemia de depresión se ha provocado por culpa de las definiciones imprecisas en los manuales, impulsadas por un despliegue publicitario por parte de la industria farmacéutica.



La glotonería, la melancolía o la adicción al sexo son enfermedades que están alimentadas por una mezcla de interés comercial y de modas en las que el ciudadano se siente  como el famoso cuyas noticias a propósito de sus enfermedades, se utilizan como plataforma publicitaria.

Y en el intento de resolver preguntas, se están cometiendo excesos. La crítica no es nueva sin embargo llega desde dentro y la ha efectuado uno de los médicos que mas han contribuido durante el siglo XX al establecimiento del sistema psiquiátrico.

Se trata de una auténtica bomba de relojería, procede del interior. Asegura Allen Frances que hay una serie de fórmulas para acabar con la intromisión de la industria farmacéutica en estos asuntos.

Y cita la necesidad de acabar con la publicidad directa, de acabar con las fiestas, cenas, regalos promocionales que efectúa la industria. Acabar con el apoyo financiero, organizaciones médicas profesionales, acabar con los agentes comerciales en la sala de espera de las consultas, acabar con las muestras gratuitas, acabar con la invitación a líderes de opinión para que informen de la promoción de enfermedades.



Asegura que hay que acabar con la financiación de estas industrias a organismos públicos. Hay que acabar (señala) con las campañas de promoción de enfermedades, con las aportaciones ilimitadas secretas a los políticos. Que sólo haciendo esto, puede conseguirse que no se traten con fármacos, problemas que no son enfermedades.

Por: Bruno Cardeñosa

Ver documental  La Verdad sobre la Psiquiatría y El Negocio de los Fármacos:



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miércoles, 4 de noviembre de 2015

Persépolis. La ciudad persa.


Persépolis es de origen griego, significa literalmente ‘la ciudad persa’; en persa antiguo, fue la capital del Imperio persa durante la época aqueménida. Se encuentra a unos 70 km de la ciudad iraní de Shiraz cerca del lugar en que el río Pulwar desemboca en el Kur (Kyrus). Su construcción, comenzada por Darío I, continuó a lo largo de más de dos siglos, hasta la conquista del Imperio persa por Alejandro Magno.



La primera capital del Imperio persa aqueménida fue Pasargada, pero hacia 512 a. C. el rey Darío I el Grande emprendió la construcción de este masivo complejo palaciego, ampliado posteriormente por su hijo Jerjes I y su nieto Artajerjes I. Mientras las capitales administrativas de los reyes aqueménidas fueron Susa, Ecbatana y Babilonia, la ciudadela de Persépolis mantuvo la función de capital ceremonial, donde se celebraban las fiestas de Año Nuevo. Construida en una región remota y montañosa, Persépolis era una residencia real poco conveniente y era visitada principalmente en primavera.


Al contrario de otras construcciones monumentales antiguas, griegas o romanas, la construcción de Persépolis no se llevó a cabo con mano de obra esclava, sino que trabajaron en ella obreros provenientes de todos los países del imperio: Babilonia, Caria, Jonia o Egipto.

En 330 a. C., Alejandro Magno, en su campaña de Oriente, ocupó y saqueó Persépolis, incendiando el Palacio de Jerjes, para simbolizar quizá el fin de la guerra panhelénica de revancha contra los persas. En 316 a. C., Persépolis era todavía la capital de Persis, una provincia del nuevo Imperio macedónico. La ciudad decayó gradualmente durante el periodo seléucida y las épocas posteriores. En el siglo III, la cercana ciudad de Istajr se convirtió en centro del Imperio sasánida.


Según Plutarco, Diodoro Sículo y Quinto Curcio Rufo, la caída de Persépolis fue seguida de la matanza de sus habitantes y del saqueo de sus riquezas. Tiridatas, guardia del tesoro, hizo llevar ante Alejandro, cuyo ejército se acercaba, una carta de rendición en la que le ofrecía entrar en Persépolis como vencedor. De este modo, Alejandro podría hacerse rápidamente con las riquezas de la ciudad. Los textos, sin embargo, no mencionan su respuesta. Diodoro y Quinto Curcio Rufo se refieren, así mismo, al encuentro del ejército macedonio con un grupo de 4000 prisioneros griegos mutilados, o que habían sufrido malos tratos por parte de los persas, en camino hacia Persépolis.


Tras haber tomado la ciudad en 331 a. C., Alejandro dejó allí una parte de su ejército y continuó su marcha. No regresó a Persépolis hasta algún tiempo después. Al final de un día de borrachera en honor de la victoria, Persépolis fue incendiada por orden del conquistador en mayo de 330 a. C.13 Las razones que motivaron esta destrucción son controvertidas. Plutarco y Diodoro relatan que un Alejandro borracho de vino habría lanzado la primera antorcha sobre el palacio de Jerjes a instigación de Tais, más tarde esposa de Ptolomeo, quien lanzó la segunda. Tais habría incitado a Alejandro y sus compañeros de armas a vengar así el saqueo de Atenas por Jerjes I.


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Göbekli Tepe. Primer Templo de la Humanidad


Es el lugar de culto religioso más antiguo del mundo descubierto hasta ahora. Hasta que las excavaciones comenzaron, no se consideraba posible un complejo de este tamaño para una comunidad tan antigua. Se sitúa en el sudeste de Turquía, cerca de la frontera con Siria. El lugar, que actualmente está siendo excavado por arqueólogos turcos y alemanes, fue levantado por cazadores-recolectores en el X milenio a. C. cerca de 11 500 años antes de que comenzara la sedentarización.


Los monolitos están decorados con relieves tallados de animales y de pictogramas abstractos. Estos pictogramas pueden representar lo que se interpreta habitualmente como símbolos sagrados, similares a los que en otras partes aparecen pintados en cuevas también neolíticas. Estos relieves figurativos, cuidadosamente esculpidos, representan leones, toros, jabalíes, zorros, gacelas, asnos, serpientes y otros reptiles, insectos, arácnidos y pájaros, especialmente buitres y aves acuáticas.


En la época en que el santuario fue construido, el medio circundante era probablemente mucho más lozano que en la actualidad, siendo capaz de sostener gran variedad de vida salvaje; eso fue antes de que los muchos milenios de asentamientos humanos y la agricultura la convirtieran en la polvorienta región que es ahora.


Las columnas tienen forma de "T" y están dispuestas en una serie de círculos, apilados unas encima de otros pero que siguen un diseño común.
La estructura está compuesta por cuatro grandes complejos de forma circular u ovalada.




Las "T" más grandes alcanzan los cinco metros de altura y pesan 16 toneladas, son cinco veces más anchos que profundos y están separados entre sí por unos dos metros y unidos por muros de piedra. En el centro de cada círculo, hay una "T" más grande que por los relieves grabados parecen representaciones humanas. El resto de los pilares tienen animales grabados.
Cada una de esas "T" está compuesta por dos megalitos, uno vertical y otro horizontal y cada círculo consta de doce "T" siempre con una en el centro. Cada círculo está a su vez rodeado por unos toscos muros hechos a base de piedras.


Con el tiempo, alguno de los anillos son rellenados con escombros y construyen otros encima. Los primeros anillos son más grandes y más sofisticados, técnica y artísticamente. Conforme pasaba el tiempo, los pilares se hicieron más pequeños, más simples, y se montaron con menos cuidado. Por último, el lugar se pretende olvidar por completo, y en el 8200 antes de Cristo,misteriosamente Göbekli Tepe es enterrado sin dejar rastro.


Este descubrimiento cambió la idea que se tenía de los grupos de cazadores-recolectores, como clanes aislados ya que era necesaria una organización a gran escala para construir este conjunto megalítico. Se calcula que harían falta 500 trabajadores para levantar este lugar.
Puede ser una evidencia de que la religión organizada podría haber llegado antes de la aparición de la agricultura y otros aspectos de la civilización.


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sábado, 31 de octubre de 2015

Copán, antigua civilización maya


Es un sitio arqueológico de la antigua civilización maya ubicado en el departamento de Copán al occidente de Honduras, a poca distancia de la frontera con Guatemala. Del siglo V al siglo IX fue la capital de un importante reino del periodo Clásico. La ciudad estaba situada en el extremo sureste de la región cultural Mesoaméricana, en la frontera con la región cultural istmo-colombiana, en una zona habitada por pueblos que no pertenecían a la etnia maya.


La ocupación humana del sitio se extiende por más de dos milenios, desde el Preclásico Temprano hasta el Posclásico. La ciudad desarrolló un estilo escultórico distintivo dentro de la tradición de los mayas de las tierras bajas, tal vez para destacar el origen maya de los gobernantes de la ciudad.


Aunque las primeras estructuras arquitectónicas de piedra construidas en Copán datan del siglo IX a. C., el valle fértil del río Copán ya fue una región agrícola mucho antes. La ciudad ya era importante antes de su refundación por una élite extranjera. Aunque se encontraron algunas referencias a la historia predinástica de Copán en textos posteriores, ninguno de ellos es anterior a la refundación de la ciudad en el año 426 d. C. La información disponible sobre esta época es escasa y fragmentaria. Hay una inscripción que hace referencia al año 321 a. C., pero ningún texto explica el significado de esta fecha.

Un evento en Copán está ligado a otro evento que ocurrió 208 días antes, en el año 159, en un lugar desconocido que también se menciona en una estela de Tikal. El hecho de que el lugar también se menciona en Tikal sugiere que se trata de un sitio en la cuenca del Petén, posiblemente El Mirador, la gran ciudad maya del Preclásico. Esta fecha de 159 d. C. se menciona en diversos textos y está vinculada a una figura conocida como «Ajaw Foliado». Esta misma persona está mencionada en el cráneo tallado de un pecarí que se recuperó de la Tumba, donde el texto dice que está llevando a cabo alguna actividad en el año 376 d. C. con relación a una estela.


Aunque los orígenes de la ciudad se remontan al periodo Preclásico, poco se sabe de los gobernantes de Copán antes de que se fundó una nueva dinastía vinculada con Tikal a principios del siglo V d. C. Bajo esta nueva dinastía Copán se convirtió en una poderosa ciudad-estado y una potencia regional en el sur de la región maya, a pesar de que sufrió una catastrófica derrota a manos de Quiriguá en 738 cuando el rey Uaxaclajuun Ub'aah K'awiil fue capturado y decapitado por su ex-vasallo K'ak' Tiliw Chan Yopaat, el gobernante de Quiriguá.


Aunque esta derrota fue un importante retroceso, los gobernantes de Copán comenzaron nuevamente a construir estructuras monumentales dentro de unas pocas décadas. Tras el colapso maya, y después de que se levantaron las últimas grandes estructuras ceremoniales y monumentos reales, el área de Copán continuó siendo ocupado, pero la población de la ciudad cayó en los siglos VIII y IX de quizá más de 20.000 habitantes a menos de 5000 habitantes. A la llegada de los españoles en el siglo XVI, el centro ceremonial había sido abandonado desde hace mucho tiempo y el valle de Copán era únicamente poblado por unas pocas aldeas agrícolas.



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Claves de la escritura sagrada, Jeroglíficos


Aunque al principio la escritura jeroglífica era un sistema ideográfico, en el que cada signo representaba visualmente un objeto, con el tiempo se desarrollaron métodos para representar palabras de forma parecida a los alfabetos modernos.

La lengua egipcia apareció por primera vez por escrito en torno al año 3300 a.C. y se desarrolló de forma continua como lengua viva hasta el siglo XIV d.C. A lo largo de esos más de cuatro milenios, el idioma experimentó una profunda evolución, de modo que entre el egipcio medio –la fase de la lengua en la que se escribió el famoso Cuento de Sinuhé– y el copto podría haber tanta distancia como entre el latín y el castellano.

Además, en las distintas regiones de Egipto se hablaban diferentes dialectos de la lengua egipcia, con lo que, por ejemplo, era habitual que un habitante del Delta tuviera dificultades para entender a otro de Elefantina.


Frente a esta notable transformación de la lengua hablada, la escritura jeroglífica da una impresión de inmutabilidad, de una escritura sagrada que se habría mantenido invariable durante siglos. Se trata, sin embargo, de una impresión engañosa, pues a lo largo de la historia egipcia no sólo hubo distintos sistemas de escritura, además de los jeroglíficos, sino que éstos evolucionaron de modo diferente, incluso en la época de dominio griego. Aun así, algunos principios básicos de la escritura jeroglífica se mantuvieron siempre vigentes.

Los jeroglíficos se basaron casi siempre en la representación de elementos de la realidad de los antiguos egipcios, desde seres humanos y animales hasta objetos celestes, plantas, utensilios diversos o todo tipo de construcciones. Estos signos fueron utilizados en un inicio como logogramas, es decir, signos cuyo significado es el elemento que representan. El concepto «casa» se escribía mediante el plano esquemático de una vivienda de una habitación, y la palabra «cara», con una cabeza humana mostrando el rostro de frente. En estos casos un pequeño trazo vertical se situaba detrás o debajo del signo para indicar que éste estaba siendo usado al modo de un logograma.



No obstante, pese al gran número de jeroglíficos que los egipcios llegaron a crear –unos 750 en la época clásica de la lengua egipcia–, era imposible que hubiera uno para cada
elemento de la realidad. Además, existían conceptos abstractos que no podían representarse directamente de forma gráfica. Era necesario, pues, encontrar un método para expresar nuevos significados con los signos jeroglíficos ya existentes.

Uno de ellos consistió en utilizar los signos de forma simbólica para referirse a conceptos relacionados con el elemento representado. Por ejemplo, el signo que representa las banderolas situadas en los pilonos –puertas de entrada monumentales– de los templos pasó a designar el concepto de dios, dado que en los templos se guardaba la estatua de la divinidad. Otro caso es el signo del sol; como logograma designaba directamente el astro rey, pero podía también emplearse simbólicamente para indicar conceptos vinculados al tiempo, como «día», a partir de la idea de que el sol, en su movimiento por el cielo, marca el paso del tiempo.

Como este método todavía era insuficiente, los egipcios terminaron por desarrollar un sistema de escritura fonética, en el que los signos representaban los sonidos o fonemas de la palabra tal como se pronunciaba en lengua egipcia. Para ello tomaron como punto de partida los jeroglíficos ya existentes, que empezaron a utilizar de modo parecido a las letras de nuestro alfabeto. Por ejemplo, el signo que representa un antílope y que se pronunciaba jw, fue utilizado para escribir palabras en las que apareciesen los sonidos jw, aunque no tuvieran nada que ver con el significado original de «antílope»; es el caso de jwa.wt, que significa «herencia».


En algunos casos, los jeroglíficos representaban un único sonido fonema. Por ejemplo, «vientre» en egipcio se pronunciaba khet, por lo que para representar un sonido similar a la «j» se empleó un signo que representa la zona del vientre de una vaca, con las ubres y la cola.
Este método de escritura fonética tenía el inconveniente de que había palabras que se escribían igual y que podían confundirse. Para sortear este riesgo los egipcios desarrollaron un ingenioso procedimiento, que consistía en incluir al final de cada palabra un signo para indicar a qué clase de objetos correspondía y distinguirla de esta manera de otras palabras de igual ortografía. Estos signos son los llamados determinativos.

Gracias a los determinativos se podía saber que la palabra en cuestión correspondía, por ejemplo, a un tipo de planta concreta, como se ve en los términos jaq.t «puerros», o tjit «tomillo». Los mamíferos cuadrúpedos se indicaban con un determinativo consistente en una piel de animal y su cola; así se designaba una pantera, aby, un chacal wenesh, o un gato miw. Para identificar los términos abstractos se usaba un determinativo en forma de rollo de papiro sellado, ya que el papiro se asociaba con el pensamiento conceptual. De este modo, el verbo «escribir» se formaba con el signo de la paleta del escriba más el determinativo que indica que se trata de un concepto abstracto. En cambio, el «escriba» se designaba con el mismo signo de la paleta, pero con el determinativo de un hombre sentado, para indicar que era un oficio.



Las palabras podían contar con más de un determinativo, y durante el Imperio Nuevo el número de determinativos empleados en cada palabra se multiplicó. Dado que los jeroglíficos se escribían de forma continua, sin espacios entre las palabras, los determinativos cumplían también otra función no menos importante: la de ayudar a localizar fácilmente el final de cada término.

Puede decirse, pues, que la escritura jeroglífica consistía en una combinación de signos de distintos tipos: logográficos, fonéticos y determinativos. Esto puede ilustrarse en un nuevo ejemplo, el del verbo «salir», pronunciado en egipcio per y que se escribía con dos signos. El primero, como vimos arriba, representa el plano esquemático de una casa, y aquí está utilizado de forma fonética, por lo que representa las consonantes «p» y «r» (hay que recordar que, en la escritura jeroglífica, las vocales no se escribían: las «e» que aparecen entre las consonantes son una convención adoptada por los egiptólogos para poder leer con mayor facilidad las palabras). Va seguido del signo de la boca, que corresponde a la consonante «r»; se trata de un «complemento fonético» cuya función es facilitar la lectura del signo anterior.


Los jeroglíficos, pues, más allá de su cautivador efecto estético, se convirtieron en un sistema perfectamente desarrollado de escritura; «un sistema complejo –escribió Champollion, el primero en descifrarlos–, una escritura que es a la vez figurativa, simbólica y fonética en un mismo texto, en una misma frase y, debería decir, casi en una misma palabra».


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viernes, 30 de octubre de 2015

Mujer que devolvía el rostro a los soldados en la 1ª Guerra Mundial.


La máscara de Richard Harrow no es un invento macabro de Scorsese. Entre las fotos de Anna Coleman Ladd, una artista norteamericana que llegó a París en la I Guerra Mundial, hay media máscara casi idéntica, gafas incluidas, y un hombre sorprendentemente parecido a Richard. Quizá Harrow no existió. Quizá Scorsese solo viera aquella máscara y le sirviese para inventar un personaje de Boardwalk Empire que podría haber sido cualquiera de entre miles de hombres reales. Lo poco que sabemos del taciturno personaje es que acababa de volver de la I Guerra Mundial. La primera guerra, dicen, en la que un hombre podía perder la cara y seguir con vida. Para eso había llegado la artista norteamericana a Paris. Para devolverles el semblante.

 
La metralla destrozó los rostros de unos 20.000 soldados durante la I Guerra Mundial. Los intentos de cirujanos como Harold Gillies y del dentista armenio Varaztad Kazanjian, pioneros en la aplicación de la cirugía estética a los rostros devastados por la metralla, no siempre eran efectivos. Incluso varias operaciones resultaban insuficientes en los casos más extremos. Tras la cirugía, muchos hombres seguían luciendo unas heridas tan visibles que eran aislados de la sociedad y se veían obligados al ostracismo o a encargarse de trabajos en los que nadie les viese. De ahí que algunos veteranos de guerra acabasen trabajando en lugares aislados u oscuros como los cines.

Para solventar este problema y alcanzar los resultados que la cirugía no lograba, el escultor y capitán Derwert Wood había empezado a hacer experimentos en un hospital londinense en el que trabajaba como camillero, para devolver el rostro a los soldados británicos. La goma y la gelatina resultaron técnicas exiguas y Wood acabó decantándose por la elaboración de máscaras en un local que solían llamar ‘Tin Noses Shop’.

 

Wood publicó un artículo en el que afirmaba que su trabajo solo comenzaba cuando el del cirujano terminaba. El escultor decía que, gracias a estas nuevas máscaras, el paciente recuperaba la confianza en sí mismo que había perdido. «Su propia existencia deja de ser una fuente de melancolía», escribió en la revista médica británica The Lancet.

Era 1917 y Anna Coleman Ladd (Philadelphia, 1878) estaba leyendo el artículo de Wood. Se había mudado a Boston en 1905 y entonces ya era una aclamada escultora en la ciudad. Educada en París y Roma, y famosa por sus fuentes y bustos, había conseguido exponer en varios museos de Estados Unidos. Aquello que había escrito Wood la llevó a pensar que ella tenía mucho que aportar y que podría hacer lo mismo que él, pero con soldados franceses. Se puso en contacto con el escultor, quien accedió a enviarle todos los detalles de su trabajo para que ella pudiese aplicarlos por sí misma en Francia.

Además, allí se reencontraría con su marido, el pediatra Maynard Laddy, que entonces estaba en París y con quien después tuvo dos hijas. La fama no lo era todo. Como mujer ninguneada de su época, supeditada al marido o al padre, Ladd no habría conseguido el beneplácito de la Cruz Roja Americana para abrir un estudio de máscaras de no ser porque su marido había sido designado director de la Oficina del Niño en Toul.


En diciembre de 1917, Ladd agarró sus pertenencias y cruzó el Atlántico. Acompañada de cuatro asistentes, fundó el Estudio de Máscaras-Retrato de Cruz Roja Americana en París.
Tras recibir las indicaciones de Wood, Ladd comenzó a recorrer los hospitales de París en busca de potenciales pacientes. Alrededor de 3.000 soldados franceses acudieron a su estudio en busca de ayuda. Allí no había espejos. Estaban prohibidos. Así que el deseo por volver a la normalidad, el ambiente amistoso y las distendidas charlas, iban preparando a los soldados para lo que les esperaba: el regreso a la sociedad. Ella los llamaba los valientes sin rostro.

El proceso

Basándose en fotos antiguas y entrevistas, Ladd estudiaba todo: desde los hábitos de los pacientes hasta sus expresiones faciales. En base a ello, decidía el semblante que asignaría a cada máscara, una expresión que los veteranos mantuvieron de por vida.

Primero elaboraba un vaciado de yeso del rostro. Después, hacía una prueba sofocante con arcilla y plastilina. Entonces, el molde salía del estudio y, en una planta de producción, se creaba una réplica de cobre galvanizado, por ser maleable y mucho menos pesado. No obstante, cada máscara completa llegaba a pesar más de 250 gramos y solo los que necesitaban cubrir media cara lograban cargar con caretas más ligeras, de unos 100 gramos.


La versión en cobre galvanizado llegaba al estudio y entonces comenzaba el proceso de refinamiento. Ladd soldaba el resultado para dar forma a las cejas y los labios, en los casos en los que era necesario cubrir la boca. Para este tipo de máscaras, además, dejaba un espacio entre los labios en el que pudiese caber un cigarrillo. Con la máscara ya colocada sobre la cara del soldado, a fin de aproximarse con más precisión al tono de la piel, pintaba el cobre con óleo. Pero el resultado no era el mejor. Así que acabó optando por un esmalte que se podía lavar y cuyo acabado mate tenía un efecto más parecido a piel.

Cuando el soldado había tenido barba, bigote o gafas, también Ladd incluía estos elementos. A veces, también lo hacía porque a ellos les apetecía cambiar un poco más de apariencia en ese momento y añadir, por ejemplo, una barba. Para este tipo de detalles utilizaba pelo real.
Aunque Ladd y sus ayudantes trabajaban sin descanso, cada máscara necesitaba varias semanas de elaboración y la Cruz Roja Americana no pudo seguir manteniendo el estudio después de la guerra.

Máscaras6

Gracias a las máscaras de la artista, aquellos hombres dejaron de vivir como reclusos. Sería demasiado optimista creer que volvían a la más absoluta normalidad, como ella misma creía, porque la máscara no dejaba de ser un estigma. Pero podían dejarse ver en la calle, sus hijos ya no salían corriendo si se acercaban para darles un beso y sus mujeres dejaban de repudiarlos. Incluso alguno logró conquistar a su amada, que llegó a aceptarle como futuro marido, según él mismo explicó a Ladd en una carta de agradecimiento.

Durante la guerra, la mutilación llegó a estar relativamente aceptada por la sociedad solo cuando se trataba de extremidades. Lo que nadie podía soportar era cruzarse con un hombre sin nariz, sin una oreja o con la cara completamente desfigurada. El miedo y la vergüenza jugaban siempre en contra. Y no sin razón. Que aquellos hombres desfigurados no pudiesen salir a la calle no siempre fue un acuerdo tácito. Cerca del hospital facial de Gillies, en Sidcup (Inglaterra), según un artículo de la revista Smithsonian, alguien había pintado algunos bancos de azul, lo que advertía a los vecinos de que un hombre sentado ahí sería angustioso de ver.


Ladd no solo llenó un vacío físico, también contribuyó a llenar los vacíos psicológicos de casi 200 hombres que se habían acostumbrado a vivir en la oscuridad y a negarse a sí mismos. Puede que las máscaras no alcanzasen la perfección, pero la artista consiguió que algunos de esos hombres se asustasen al ver el resultado. Algunos no podían concebir que así habían sido antes de dejar de ser como eran.

Las máscaras no iban a ser eternas. A causa del uso diario, apenas duraban intactas un par de años. Eso ella lo sabía. Ninguna ha sobrevivido a día de hoy, pero el instituto Smithsonian guarda todos los documentos de Ladd publicados (fotos, diarios, etc) y hasta un vídeo que muestra el proceso de elaboración de máscaras en su estudio.


Ladd regresó a Boston después de un año y medio, tras conseguir que casi 200 hombres disfrutasen de una cara nueva. A su regreso, fue condecorada con la Medalla de la Legión de Honor y nombrada Caballero de Crois de la Orden de San Sava de Serbia. Escribió dos novelas y su historia inspiró otra. No pudo hacer nada por los soldados de la Segunda Guerra Mundial: murió el 3 de junio de 1939, en Santa Barbara (California).

«Gracias a usted, puedo volver a vivir. Gracias a usted, no me he enterrado vivo en las profundidades de un hospital para discapacitados», le escribió uno de sus valientes sin rostro. Es difícil establecer una correspondencia entre las fotografías de Ladd, en las que solo identificamos los rostros, y las cartas que recibió, en las que solo vemos los nombres y apellidos. Por eso, es difícil asegurar que Richard Harrow no existió.


Fuente: Virginia Mendoza (Periodista y antropóloga)

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jueves, 29 de octubre de 2015

330 Años de historia desconocida: El camino más viejo en América finalmente emerge.


A menudo, hay verdades ocultas y cuentos antiguos que se pierden con cada generación. Esto es una historia no contada sobre los EE.UU. que se inicia en la década de 1600.

Antes del empresario Inglés y la llegada del fundador de Pennsylvania, William Penn, al Nuevo Mundo, este continente estaba habitado por varias tribus de indios indígenas. Antes de que los suecos y los holandeses comenzaran a establecerse en la zona luchando por ella.  Después de la llegada de William Penn, la tierra se seccionó a varias aldeas.Las tribus indígenas comenzaron a morir a causa de los combates o por enfermedad . Una vez que llegaron al 1700, el área tri-estatal tuvo mayor auge industrial del mundo, y luego, por supuesto, jugó un papel muy importante en la guerra revolucionaria.



Carretera Puente del Rey

En 1600 se construyó un camino real para ir de Boston, Massachusetts a Charleston, Carolina del Sur. En la actualidad, esta es la calle mas antigua en uso. El puente construído en 1697, es el puente mas antiguo de carretera en uso continuo en la nación. Sin embargo, en Philadelphia, el Independence Hall y la Campana de la Libertad, aún son los lugares de mas interés turístico.

Mapa del Camino del Rey


Actos y Eventos Peligrosos e Históricos

Las personas se sorprenden al descubrir que los delegados del congreso continental, se reunían para discutir su independencia de Gran Bretaña en tabernas de Frankford (ahora un barrio de Philadelphia antes de que hubiera consolidación en 1854)
George Washington y Benjamin Franklin (entre otras personas importantes), solían viajar, trabajar e incluso dormir en el noreste de Philadelphia.
Hubo un crecimiento rápido hasta la Guerra Civil de la población afroamericana y los residentes del noreste de Philadelphia jugaron un papel importante en la abolición de la esclavitud y el ferrocarril suberráneo.

Los EE.UU. ferrocarril subterráneo era una red de rutas secretas y casas de seguridad utilizadas por los esclavos del siglo 19 para escapar a los estados libres y Canadá.  Pintura por Eastman Johnson, 1862.

En los EE,UU. el ferrocarril subterráneo era una red de rutas secretas y casas de seguridad utilizadas por los esclavos del siglo XIX para escapar a los estados libres y Canadá. 
(Pintura por Eastman Johnson, 1862)


Cuando Thomas Holme creó el primer mapa de Filadelfia en 1687, el sistema de red que está en uso en toda América apareció por primera vez. Esta era una forma eficaz de seccionamiento de la ciudad, así como lo que es fácilmente accesible. Entonces los senderos indios comenzado a convertirse en las principales carreteras, y tuvo que ser ampliado para el caballo y el carro de viaje, y la zona comenzó a ser más industrializado. Desde aquellos tiempos vinieron tantas historias inéditas que revelan una perspectiva única sobre la vida de nuestros antepasados ​​y los que trajeron nuestra independencia nacional.

Hay una gran historia sobre Lynda Darragh, una mujer que advirtió a las tropas estadounidenses de una invasión británica durante la revolución. Cruzó las líneas británicas y se enteró de la emboscada. Luego a la izquierda, indicando que necesitaba más harina del molino para hacer pan para ellos. Ella consiguió más de harina, pero también se detuvo en un campamento estadounidense en el noreste de Filadelfia para advertir a las tropas de Washington. Si eso no hubiera sucedido, había una posibilidad de que no sería un país libre hoy.
“Estoy desconcertado en cuanto a cómo esta historia nunca se ha dicho antes.”, Dijo el director del documental Jason Sherman de La Carretera del Rey.
“La gente tiene que saber lo que pasó a lo largo de la carretera del Rey. Esperemos que este documental arroja algo de luz sobre la importancia de esta zona y la forma en que jugó un papel importante en el nacimiento de nuestra nación. Salvemos nuestros edificios y la historia que se queda con ellos “.
Milestone largo de la carretera del Rey, la calle más antigua en uso continuo en la nación.

Milestone largo de la carretera del Rey, la calle más antigua en uso continuo en la nación.

Historia Revelada
 
Los lugares históricos a lo largo de la carretera de la autopista King, son la base de la película. Jason Sherman aumentó una cobertura histórica en profundidad, junto con ponentes expertos, material de archivo, documentos históricos, fotografías, mapas y artefactos. Este documental se hace para darnos un vistazo al pasado. Un lapso en el tiempo y material tutorial de varias localidades permitirán a los espectadores ver la belleza que ha sido olvidada.

El objetivo de la película es difundir no sólo la conciencia sobre el valor histórico de esta zona, sino también para mostrar a los historiadores y a los conservadores que están luchando para mantener intacta esta hermosa ciudad.

El puente de piedra en la avenida Frankford en Holmesburg, Filadelfia, Pensilvania.  Erigido en 1697 en la sección Holmesburg del noreste de Filadelfia, en el estado norteamericano de Pennsylvania, es el puente más antiguo camino sobreviviente en los Estados Unidos.

El puente de piedra en la avenida Frankford en Holmesburg, Filadelfia, Pensilvania. Erigido en 1697 en la sección Holmesburg del noreste de Filadelfia, en el estado norteamericano de Pennsylvania, es el puente más antiguo del camino sobreviviente en los Estados Unidos. 


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